Y ella allí y yo aquí, echándonos de menos, separados por la necesidad, unidos por el corazón. Distancia terapéutica, social y laboral. Todas las distancias posibles cargadas de ausencias superpuestas en un día tras otro, apiladas en las estanterías del almacén del confinamiento. Ausencias que se mitigan con la permanente y constante imagen y palabra a través de la red que sostiene horarios en actos cotidianos, que acercan sonrisas y manos que tocan la pantalla como pieles virtuales que dibujan caricias. Y los dos llenos de miedo al día siguiente cuando toque comenzar a volver estar y ser cargados de toda la valentía para superar como hemos venido superando, la vida en todos sus momentos.
Y ella allí y yo aquí
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